domingo, 19 de abril de 2009

Sexto Chakra







SEXTO CHAKRA: La Esfinge de Gizeh. Llegamos a una región que es la culminante en el aspecto que estamos contemplando en Egipto. La región de Giza o de Gizeh, donde esta la Esfinge y las Pirámides. La Esfinge de la que Napoleón dijo a sus soldados: "desde lo alto de estas pirámides, 40 siglos os contemplan...” y se equivocó en bastante, según investigaciones recientes que están atribuyendo a la

esfinge mas de 7.000 años, aunque hay tradiciones que afirman que la esfinge es un monumento atlante, lo que la sitúa con unos 12.000 años de antigüedad, e incluso también en la tradición oculta se afirma que no solo la esfinge, sino las pirámides eran monumentos establecidos por los atlantes antes del hundimiento de la Atlántida.
La Esfinge es un monumento sorprendente. Próximo a ella hay un templo que produce siempre asombro al visitante atento. Sus piedras están grabadas de un modo muy especial y quienes hayan viajado por América Central y algunas regiones de América del Sur, como pueden ser por ejemplo, El Cuzco, encontrarán muchísimas resonancias en el trabajo de estas piedras con el trabajo de las piedras cuzqueñas. Los pilares de este templo, grandes monolitos de granito rosa, están pulidos en espejo y con una alineaci6n absolutamente milimétrica. Indudablemente quienes construyeron este templo tenían una tecnología extraordinariamente desarrollada, tanto de la construcción como del manejo de estas grandes masas, cosa que en Egipto se repite una y otra vez en pirámides, templos, obeliscos, como ese obelisco inacabado, con un peso de 1.200 toneladas, que está en las canteras de Asuán todavía y que no imaginamos de ninguna manera cómo hubiera podido extraerse de la cantera y muchísimo menos transportarse.
Esta Esfinge es un desafío con todo lo que la rodea y las pirámides que hay tras ella un desafío a la inteligencia y precisamente la Esfinge es el elemento que alberga el 6° Chakra, que se refiere justo al intelecto.
La Esfinge esta orientada hacia naciente. Los primeros rayos de sol, todos los días, dan en su rostro y golpean una estela que tiene entre las patas, donde se cuenta una curiosísima historia. Es la historia de un personaje que llegó a ser faraón. Este personaje, que después llegó a ser el faraón Tutmosis IV, estaba de cacería por el desierto y bajo el calor de mediodía buscó un refugio y precisamente, emergiendo de la arena, había una gran cabeza de piedra. Se acercó a esta cabeza, se puso a su sombra, le entró una somnolencia muy especial y quedó dormido; durante su sueño se le apareció la esfinge precisamente y la dijo que si la liberaba de la arena que la cubría llegaría a ser rey. Esta historia, preciosa realmente, nos da un mensaje de notable importancia a los hombres de hoy, a los hombres que estamos en condiciones de usar nuestros ojos para ver y nuestros oídos para oír. La esfinge está formada por un cuerpo de león y una cabeza humana y se ha hablado hasta la saciedad del secreto que puede esconder la esfinge.
Todas las esfinges están formadas por cuatro entidades, una de ellas es un león, otra de ellas es un toro, otra es un águila y otra es un hombre, que representan los cuatro elementos de la antigüedad, los cuatro estados de la materia. El toro representa la tierra, el elemento sólido; el león representa el fuego o elemento radiante; el águila representa el aire o elemento gaseoso; el hombre representa el agua o elemento liquido. En la esfinge de Guizeh, sólo hay dos de estos elementos: el fuego, la mente, la conciencia como equivalente; y el agua, las emociones. Le faltan las alas y le faltan los elementos correspondientes al toro, pero es que el elemento tierra es el propio monumento y el elemento aire es el aire que envuelve a la esfinge.
Si la tierra, el exceso de tierra, tapa el fuego, oscurece la conciencia y lo que es preciso es hacer que la conciencia aflore, eliminando la tierra que cubre esa conciencia, eliminando la densidad y a cada paletada de tierra que se quita de la esfinge, ese espacio es ocupado por el aire, el espíritu. La presencia del espíritu en asociación con el fuego de la conciencia, aviva este y el hombre alcanza su realización porque va a predominar conciencia y espíritu sobre el mundo de la tierra, de la materia, por eso el hombre llega a ser rey y esto es justamente lo que expresa esta esfinge. El llegar a ella con esta actitud y esa clase de conciencia permite que la energía que desarrolla pueda estimular una serie de centros, no solo los Chakras, sino como derivación de nuestro propio cerebro y hacemos comprender acaso ciertos misterios que hasta ese momento han estado excesivamente escondidos.
El 6° Chakra, que acabamos de contemplar, es el lugar donde el Ser toma conciencia de sí y cuando el ser toma conciencia de si, es decir, cuando alcanza la transfiguración, está en condiciones de asaltar los niveles más altos, donde la divinidad, su propia divinidad, ya es accesible, donde se va a reconocer en ese plano superior.

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