domingo, 19 de abril de 2009

Segundo Chakra: El Templo de Philae.


Mi foto favorita del Templo de Philae o Filae



SEGUNDO CHAKRA: Templo de Philae, dedicado a la diosa-madre Isis (actualmente ubicado en la isla de Agilkia, a unos 500 metros del emplazamiento original primero en la isla de Philae).
Unos 320 Km. abajo, entre la primera y segunda presa de Asuán, los ingenieros y técnicos realizaron una obra asimismo verdaderamente importante. En la
isla de Philae existía un templo de gran importancia, dedicado a la diosa madre. Esta diosa es la diosa de la magia, de la luna, de la noche, del mundo profundo, del subconsciente, del mundo de las emociones, asociado tradicionalmente con el de las almas. Todas las diosas-madres de todos los tiempos y todas las culturas han tenido que ver con esas funciones, así como con las de intermediación entre lo celeste y lo terrestre. Isis aparece velada, oculta y nocturna; es la diosa de la memoria escondida, de las emociones que emergen para crear así como para destruir, porque es imposible la creación sin la destrucción de las condiciones existentes.
Todo esto esta relacionado directamente con las emociones. Esta diosa, de piel oscura como la noche, es la que los Templarios trajeron a occidente bajo la forma de Nuestra Señora la Virgen Negra.
El templo de Philae estaba situado en la isla del mismo nombre, como ya hemos dicho y todos los años quedaba anegado par la inundación. Al construir la segunda presa hubiera desaparecido si no se hubiera trasladado a la isla de Agilkia, a unos 500 m. al norte. La isla de Philae se rodeo con un muro de unos 15 m. de altura y 850 m. de longitud para aislar los templos; se les desmonto piedra par piedra y se reconstruyo este templo o el conjunto de templos con absoluta exactitud, así como la propia topografía de la isla.
Los egipcios creían que la inundación anual, fertilizante y renovadora de todo lo viejo, comenzaba en este lugar. En las 32 columnas de los pórticos Este y oeste se pueden observar las señales que dejaron las aguas de la inundación hasta cerca de los capiteles. En el paseo por este templo es conveniente dejarse penetrar por la serenidad antes de acceder a la cámara central, el santo de los santos. Esta cámara esta bellísimamente decorada con relieves de Osiris y sobre todo con Isis amamantando a Horus, el Hijo de Dios, el equivalente realmente del nuevo hombre. La devoción que se tenáa a Isis en todo el mundo occidental de aquella época es verdaderamente sorprendente y aún hoy sigue resonando el culto a las vírgenes negras establecido par los Templarios, no siendo esas vírgenes negras otra cosa que la diosa Isis y sorprendentemente hay profusión de cruces, supuestamente coptas, en este templo, que no son otra cosa que la cruz de ocho beatitudes de los Templarios.

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